Capítulo 26: Crónica de mi primera guardia.

Supongo que todas os esperais que empecie con un "ha sido genial", "estoy súper contenta"...pero no, no voy a mentir, no ha sido así.
He terminado desilusionada, y lo que es peor, con la misma sensación de ser tán estúpida como siempre, porque al final no va a haber monstruito, sólo una realidad como un templo, entonces, ¿para qué llamar monstruito a algo que es cierto, a algo que es parte de mi?.

No me quejo de las matronas con las que he estado, encantadoras. Me han enseñado mucho, y me han acogido muy bien, como si me conocieran de siempre.

Había dos mujeres en trabajo de parto, y otras dos en monitorización de la urgencia. Estas dos últimas han ingresado en planta, y las otras dos han terminado en cesárea. Nº PARTOS = 0.

Primera guardia, primera bronca de una gine, que si bien tenía razón, sus modales dejaron muchísimo que desear, vamos, que mucho estudio, pero la educación nula; así que desde ese momento, me chafó toda la noche y estuve dispersa, distraida, porque me pasé la noche echándome la culpa, comiendome la cabeza, pensando en que seguro que ya me tiene cruzificada, y por la mirada que me puso al realizar la suguiente cesárea, lo podría firmar por escrito.

Después de una año sin trabajar como enfermera, se pierde mucha práctica, así que mis dos primeras vias un desastre.

Vino una mujer por urgencias, de 11 semanas, manchando. Estaba muy afectada porque ya había tenido un aborto anterior. Tras explorarla se confirma que la gestación se ha interrumpido, ¿y yo?, yo, que como profesional tengo que saber afrontarlo, YO, no le digo absolutamente nada, no sé que decirle, como consolarla....me parece que decirle en esos momentos que se tranquilice, como le estaban diciendo las gines, no tiene nada de sentido, pero tendría que haber sabido que decir, tendría que haber mostrado que lo sentía, pero no hice nada, sólo pensaba en que podía decirle y no me salía nada, sólo pensaba en "consuelala" y no me salió ni cogerle de la mano, aunque tuviera a su marido al lado apoyándola.

No sé cómo resumir la guardia, no sé que sentir al respecto.
Rabia, tristeza, desilusión, inutilidad, supongo que es mucho de todo eso, pero a la vez nada.

Me hubiera encantado empezar la entrada diciendo que me ha ido genial, y de hecho, yo pensaba antes de ir a la guardia que sería así, porque todo el mundo me lo decía, y porque tenía que pensar en positivo si quería que me fuera bien, pero por desgracia no ha sido así, y lo que más me duele no es la bronca de la gine, si no la desilusión que me he llevado y que de nuevo me vuelva a sentir como cuando trabaja de enfermera. De nuevo tengo que luchar contra ese sentimiento horrible que desearía no conocer.

Pero por hoy se acabó. No tengo muchas ganas de seguir escribiendo.
Mañana tengo la otra guardia, y por desgracia no voy a ir ni con fuerzas, ni con ganas ni con el positivismo con la que fui a esta.